Hoy es 28 de abril de 2020, ya llevamos más de cuarenta días confinados en nuestras casas, es una situación que nos afecta absolutamente a todos y que nos hace plantearnos cómo será todo cuando volvamos a salir, cómo nos relacionaremos, cómo conseguiremos seguir adelante con nuestros trabajos, cómo mantendremos a raya a este coronavirus que ha puesto nuestra vida patas arriba... Nada será igual, no seremos los mismos. Quiero creer que muchos intentaremos aprender y enfrentarnos a esa nueva realidad dispuestos a seguir dando lo mejor de nosotros, cada día, con cada gesto, con cada paso, para animar al que no tenga las fuerzas necesarias para empezar. Habrá que reinventarse y adaptarse, de eso no hay duda.

Como artista nunca ha sido fácil mantenerse a flote, lo sé por experiencia después de 24 años cotizando ininterrumpidamente como profesional del arte, el 26 de abril de 1996 empecé esta aventura. (Curiosamente, es la fecha mundial dedicada a la propiedad intelectual... me enteré ese mismos día por una publicación que leí en Instagram. Desde luego, es una coincidencia especial.) En todos estos años no he dejado de reinventarme, manteniendo mi propio lenguaje que evoluciona como yo misma, emprendiendo innumerables proyectos, unos fueron bien, otros quedaron en el cajón que cosas pendientes y otros surgieron como una gran aventura. Miles de llamadas para presentarme "a puerta fría", horas y horas pensando, trabajando, buscando financiación para materiales, catálogos, portes, enmarcados, fundición, pinturas, barnices, desarrollo de web, redes sociales, manteniendo el contacto, atendiendo exposiciones... Además de tener una vida familiar.

En fin, una vida llena de incertidumbres con la única certeza de que no podía esperar sentada a que algo pasara, debía estar alerta y en marcha para no perder esa idea, esa oportunidad, esa lección por aprender que me abriría una puerta nueva. Aprender mil cosas, escuchar, relacionarlas, combinarlas, crear, comunicar... SENTIR y AMAR mi vocación para que el que se acerque a mis obras se detenga ante esa emoción escondida, a esa parte de mí que está en cada una de ellas. Creo que tener una vocación clara es una gran ventaja para empezar de nuevo, para mantenerse en el camino, para no rendirse fácilmente. Aunque a veces me dan ganas de tirar la toalla.. ¡Entonces cojo lápiz y papel!

Si antes de esta crisis devastadora ya era difícil vender una obra de arte, un libro, una taza reversible, un pañuelo o medallón, el panorama que se me presenta no parece muy alentador... pero es así para todos. El futuro es realmente incierto, pero lo que hemos aprendido ha puesto muchas cosas en su sitio y confío sinceramente en que tenemos la oportunidad de ser mejores de lo que éramos antes. Solo necesitamos la valentía de querer aceptar este nuevo reto con otra mirada, creer en nuestras posibilidades. Tender la mano y aceptar la que nos tiendan. Confiar.

En mi última entrada en este blog (El covid-19, el arte y el artista) ya hacía referencia a lo que el ARTE nos aporta sin que nos demos cuenta, he ahí la razón que da sentido a lo que soy, a lo que hago, a lo que expreso... a mi vida. Como artista continuaré trabajando, adaptándome, reinventándome, compartiendo la emoción que nos hacer sentir vivos y capaces.

¡GRACIAS! A todos los que disfrutáis con mis obras, con mis diseños, mis libros, mis charlas. ¡GRACIAS! A los que me seguís en las redes sociales (@anahernandoarte) y me ayudáis a dar a conocer mi trabajo. ¡GRACIAS! A todos los miembros del Club Mecenas que formáis parte activa y cercana del proceso creativo y que en estos momentos es tan importante para mí. ¡GRACIAS! A los que esperáis ver lo que surgirá de mi cabeza. ¡GRACIAS! A todos los que me animáis a no rendirme. A todos también os digo... ¡Adelante!